lunes, 13 de junio de 2016

La Guerra Económica y Mediática, arma de agresión imperialista



La Guerra Económica y Mediática, arma de agresión imperialista


Luis Alberto Echazú A. 



La agresión económica ha sido, es y será un arma de agresión de los estados poderosos para mantener o incrementar su dominación política. Sin embargo cada vez es más sofisticada su utilización.
Varios ejemplos muestran que la guerra económica puede ser aún más efectiva que las  agresiones militares directas, aunque ambas pueden y en realidad son aplicadas de manera simultánea o en secuencia.

La guerra económica fue el prolegómeno del golpe militar de Pinochet contra Salvador Allende, lo fue también para derrotar en elecciones al gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua y es ahora el principal instrumento para derrocar a gobiernos como el de Dilma Roussef,  y sobre todo de Nicolás Maduro.

La guerra económica es primero precedida y después acompañada por la guerra mediática  interna y externa.

LA GUERRA MEDIÁTICA

Es la aplicación de la estrategia del terror informativo, es decir la estrategia de la desinformación, la distorsión, la manipulación, la descontextualización, el rumor, el corrillo, la calumnia, la alarma y la mentira propagadas intensamente por el dominio de los medios de comunicación masivos y recientemente por las redes.

Este enorme despliegue mediático, es no solo dentro de cada país sino además por las redes de información internacionales tanto televisivas (CNN, BBC, O GLOBO y otras), como radiales y periodísticas (periódicos como El Pais de España y Clarin de Argentina), revistas (Veja del Brasil), folletos, libros, investigaciones, blogs, portales y redes sociales).

En Bolivia cuentan con un cuasi monopolio radial con las tres cadenas radiales más grandes : Radio Panamericana, Radio Fides y Erbol. Las dos últimas de forma desembozada y agresiva, la primera de forma menos abierta pero aún más insidiosa y repetitiva.  

La iglesia católica dirige directa o indirectamente las dos últimas, la primera una conocida familia vinculada con los gobiernos dictatoriales y del neoliberalismo. Está vinculada al escándalo de los papeles de Panamá.

En las tres redes se difunden programas de supuestos debates, participación permanente de supuestos analistas “neutrales”, llamadas telefónicas del público, que tienen por objetivo desprestigiar todo lo que el gobierno y sus ministros hacen. Entrevistas y consultas a opositores políticos que se repiten una y otra vez hasta el cansancio. En otros programas de supuesto “debate”  permiten el acceso irrestricto tanto en tiempo como en oportunidades a los más rabiosos opositores, dos o tres, además de otros dos conductores frente a un solo invitado del gobierno. Ya se puede adelantar cuáles serán las conclusiones de este curioso y “democrático” debate.

La estrategia de la repetición usadas en muletillas, como la “ pareja o la ex pareja del presidente” en cualquier noticia referida al primer mandatario o el gobierno cocalero y otros lindantes con la iniquidad como la del gobierno de narcos.

El monopolio de la prensa escrita en Bolivia está constituido por los siguientes periódicos : Página Siete (La Paz), El Diario (La Paz), Deber (Santa Cruz), Los Tiempos (Cochabamba) y otros menores como La Patria (Oruro), Correo del Sur (Sucre) y El Potosí (Potosi).

El primero, con claras inclinaciones prochilenas, el segundo y el tercero con una línea de derecha extrema, pero todos ellos  en la campaña mediática de desprestigio del gobierno. En muchos casos mintiendo descaradamente, como Pagina Siete que tuvo que disculparse después de “informar” que varios ministros fueron excomulgados por la iglesia católica o El Diario que ni siquiera tuvo el decoro de desmentir la información acerca de la inundación y por lo tanto la supuesta destrucción  en el Salar de Uyuni de todas las instalaciones y construcciones del proyecto de Evaporiticos. 

Finalmente el monopolio de las redes de televisión nacionales y extranjeras. En las primeras Unitel como punta de lanza de la calumnia e incluso de la subversión. También Red Uno y en su tiempo también PAT  e incluso ATB.

Estos medios difunden falaces videos y fotografías montadas, noticias alarmantes sobre la inseguridad ciudadana o la elevación de precios de la canasta familiar. 

El rumor y la alarma sobre supuestas corridas de dólares o el inminente gasolinazo (Tuto Quiroga)o la inflación galopante (Doria Medina) y difundidos no solo por los medios y las redes, sino también en pintas callejeras y en spots televisivos y radiales. Se llegó incluso a señalar que el pueblo pedía el ahorcamiento de Evo Morales (Doria Medina).

 LA GUERRA ECONOMICA

Esta es la agresión más infame porque castiga al pueblo con la elevación de precios el ocultamiento, la especulación, el agio, la fuga de capitales al exterior, así como el bloqueo, el congelamiento de depósitos, las barreras a las exportaciones, las sanciones a países y empresas que vendan, compren o inviertan en los países sancionados. Esto se ha aplicado a la Unión Soviética inmediatamente después del triunfo revolucionario de octubre de 1917, a los países de Europa Oriental después de la segunda guerra mundial, a Corea del Norte desde 1953, a Cuba desde 1962, a  Kampuchea democrática entre 1975 y 1980 y actualmente se aplica con toda la ferocidad imperialista al pueblo y a la economía de Venezuela. 

La guerra económica es una acción coordinada y planificada entre las oligarquías nativas en el interior de nuestros países y el imperialismo norteamericano y muchas veces con sus aliados europeos, para derrumbar la economía y tumbar al gobierno. 

El objetivo es mostrar al gobierno como corrupto e incapaz de proporcionar alimentación y medicinas a la población. Esta guerra económica pone al pueblo contra el gobierno ante la carestía de alimentos, bebidas, medicinas y otras mercancías de primera necesidad y la galopante inflación y devaluación que lo desesperan. El descontento crece junto a la desmoralización y la desesperanza del pueblo. 

La guerra económica es una guerra no declarada y el agresor es invisible a los ojos del pueblo, porque logra convencerlo de que la lamentable situación económica es el resultado de un proyecto y un modelo fallido, además de la corrupción e incapacidad de los gobernantes.

Los hilos se mueven desde muy lejos, los efectos los sufren los más pobres. Los ricos y las oligarquías no solo recogen los beneficios económicos del alza de precios, del ocultamiento,  de la especulación y la inflación sino también los beneficios políticos emergentes del eventual cambio de gobierno y sus conocidas políticas neoliberales.

Es esta la situación que enfrenta actualmente el gobierno de Nicolás Maduro, y la que enfrentó exitosa y fugazmente el gobierno de Evo Morales en el año 2008.

Por ello y a pesar de los errores y también de la corrupción que se puede observar y lamentar en casi todos los gobiernos democráticos y progresistas, es necesario señalar una y otra vez que la desastrosa situación económica es provocada principalmente por la agresión y la guerra económica y mediática que ha instalado y perfeccionado el imperialismo junto a las oligarquías sirvientes, los políticos y analistas de derecha y sus medios de comunicación.

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