martes, 20 de septiembre de 2011

Palestina vivirá

23-09-2011
 ¡PALESTINA VIVIRA!

LA REVOLUCIÓN TORTURADA
El engendro estatal genocida de Israel

I.                   LA PALESTINA HISTÓRICA

Los orígenes del llamado "problema palestino" se remontan hacia los finales de la Primera Guerra Mundial, cuando la Sociedad o Liga de las Naciones, en­tidad internacional antecesora de las Naciones Unidas, adoptó la resolución de colocar Palestina bajo el "mandato" de la Gran Bretaña  en su condición de potencia fideicomisaria.

Eran, efectivamente, los tiempos en  que se reconocía la existencia oficial de na­ciones de primera categoría: naciones independientes,  de segunda categoría o colonias y una tercera, los fideicomisos, entre ellos, Palestina. Una transición entre las dos primeras  resultaba ser, pues, el mandato que consistía el encargar a una "potencia” o estado colonizador, la preparación de un determinado territorio para acceder, en su caso, y eventualmente si convenía a los intereses imperialistas,  a la independencia. (El Fideicomiso)

Son pues los tiempos del “mandato”, los más importantes para comprender el problema palestino actual.  La Gran Bretaña recibía presiones de la Organización Sionista Mundial en el sentido de establecer el “Hogar Nacional Judío” en Palestina, para cuya creación los judíos sionistas aducían lazos históricos en razón de haber vivido sus antepasados 2 000 años antes de dispersarse en 1a llamada “Diáspora”.

Por otro lado, los hechos mostraban a una abigarrada población palestina de origen árabe cuyos derechos derivaban de un asentamiento prácticamente ininterrumpido de dos milenios precedentes.  Como el “mandato” se mostraba claramente favorable a las “aspiraciones” judías, la población árabe mostró su hostilidad creciente por considerar dichos planteamientos como violatorios de los derechos históricos inalienables de la nación palestina.

El mandato británico sobre Palestina duró  más o menos 25 años y   se caracterizó por la violencia  de la ocupación colonial británica contra la población autóctona. Sería la nueva Organización de las Naciones Unidas (ONU), la que heredaría el conflicto cuando la potencia mandataria puso en la mesa de debates el ya llamado conflicto palestino 

En 1947, La Asamblea General de las Naciones Unidas propuso la partición de  Palestina en dos estados  independientes: uno árabe y otro judío,  sin respetarse el derecho internacional y los derechos  de los nacionales a emitir su opinión en  torno al   problema  y apoyándose en una resolución internacional de dudosa legitimidad. El sionismo internacional, bien respaldado por las fuerzas imperialistas de Occidente, capitaneadas por EE.UU  y la Gran Bretaña, proclamó en 1948, el 14 de mayo, el Estado  de Israel en todos los territorios señalados por la resolución de la ONU, ampliándose éstos en la primera guerra israelo-palestina que conquistó territorios que habían sido asignados al futuro estado árabe-palestino. El frente árabe, es decir el conjunto de las naciones árabes no podía coordinar una estrategia conjunta para  impedir la conquista total de  Palestina por el sionismo, como ocurriría años después.

Es importante  ahora rastrear toda la trama imperialista-sionista de conquista de Palestina, para comprender hasta qué punto el "'problema" palestino no fue  sino una confabulación internacional de los poderes mundiales con una organización racista y terrorista contra el Mundo Arabe y particularmente contra la población  palestina.
La conocida Declaración Balfour de la cancillería británica decía:

«Estimado Lord  Rothschild:

Foreign Office
2 de noviembre. 1917.

«Me complazco en trasmitir a Ud., en nombre del gobierno de Su Majestad Británica, la siguiente declaración de simpatía por las aspiraciones judías sionistas, cuyo texto ha sido sometido al Gabinete y aprobado por éste.

El Gobierno de Su Majestad ve con beneplácito el establecimiento en Palestina de un Hogar Nacional para el pueblo judío y hará cuanto esté en su poder para facilitar el logro de  este objetivo, quedando claramente entendido que no se tomará ninguna medida que pueda per­judicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías de Palestina, o los derechos y la condición política de que gocen los judíos en cualquier otro país.

 Agradeceré a Ud., se sirva poner esta Declaración en conocimiento de la Federación Sionista.   Atentamente.

Arthur James Balfour…» .  (1)

Es pues muy importante referirnos al concepto mismo de  “Hogar Nacional Judío”, para ver que consiste en una categoría religiosa que  nada tiene  que ver con los derechos adquiridos de una población sobre   su territorio. Es evidente  que el antisemitismo de los fascismos y nazismos tuvieron su parte en la evolución de los acontecimientos, pero es evidente también que ni siquiera los nazi-fascistas, mucho menos los árabes palestinos tienen la culpa de la llamada Diáspora.

Empero, como lo afirma el propio Teodor Herzl, fundador del sionismo, en los años de principios del  siglo, los sionistas  soñaban con un sitio, en cualquier lugar del mundo para establecerse como una pequeña comunidad autónoma.  En efecto, en su obra “El Estado Judío”, Herzl, decía:

«El pensamiento  que  desarrollo en  este escrito es antiquísimo:  trátase del restablecimiento del Estado  Judío....»" (2). «Se nos debe conceder la soberanía sobre una porción de la superficie de la tierra, adecuada a nuestras necesidades y justas ambiciones de pueblo; a todo lo demás ya proveeremos nosotros mismos...» (3)

Como podemos apreciar, el propio Herzl no tiene seguridad en torno al territorio que aspira para reunir a los judíos dispersos del mundo, pues Palestina era solamente una posibilidad.

A continuación Herzl menciona a Palestina y a la  Argentina.  (4)

Los sionistas levantaron una graciosa consigna que denota ampliamente el carácter de  racista y fascista de sus pretensiones:

« Tierra sin población para una población sin tierra » (5), de modo que, para los sionistas y también para los imperialistas, Palestina era una tierra sin población, es decir los millones de palestinos radicados y asentados desde milenios en esas tierras no eran, efectivamente, algo que tuviera significación alguna.

Pero ahora sí tenemos la prueba en las palabras de Theodor Herzl del carácter mismo de Estado Judío:

«Palestina es nuestra inolvidable patria histórica. El solo oírla nombrar es para nuestro pueblo un llamado poderosamente conmovedor. Si Su Majestad el sultán nos diera Palestina, nos comprometeríamos a sanear las finanzas de Turquía. PARA EUROPA FORMARIAMOS ALLÍ PARTE INTEGRANTE DEL BALUARTE CONTRA EL ASIA, CONSTITUIRÍAMOS LA VANGUARDIA DE LA CULTURA EN SU LUCHA CONTRA LA BARBARIE...." (6) (Mayúsculas nuestras)

No existe una mejor forma de plantear el verdadero problema judío, comprometer a Occidente para su "lucha histórica" contra Oriente y ofrecerse como un baluarte contra la "barbarie" asiática.  No se puede ser más claro y todos los defensores de la nación judía debieran leer con atención la obra de Herzl para entender y comprender el problema palestino. El imperialismo norteamericano y anglosajón, les tomó la palabra y se iniciaron los trabajos para la gran infamia de recoger judíos de todo el mundo y colocarlos en Palestina como si fuera tierra de nadie y sin tener en cuenta la gran población palestina y la propiedad del suelo de sus habitantes.

Ahora bien, la “Diáspora” judía fue un fenómeno por el cual atraviesan muchas naciones cuando van a su extinción, porque estamos pues convencidos que la nación es un fenómeno histórico y  por tanto las naciones se crean, se desarrollan y finalmente desaparecen, como desaparecieron los fenicios, los etruscos, las mayas, etc., etc., para dar lugar a nuevas formaciones históricas en el transcurso del tiempo.

Sin embargo, en la concepción mitológico-religiosa del sionismo, la “nación” judía como pueblo “elegido” de Dios, es eterna. Empero, esas ideas pueden ser muy comprensibles entre judíos sionistas, pero no entre hombres democráticos que no hacen distinciones de superioridad o inferioridad entre los pueblos.

Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial y sobre todo con el holocausto judío perpetrado por el nazis­mo alemán, la situación del pueblo palestino, cambia radicalmente. Los pla­nes para la constitución del "Hogar Nacional Judío” se aceleran y pronto, los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, se disponen a “crear” un Estado sobre las poblaciones palestinas que no son tomadas en cuenta.

«Tras la 2a. Guerra Mundial, Estados Unidos surgió como la primera potencia imperialista y ansiaba imponer su hegemonía en el Oriente Medio. En noviembre de 1947, abogó por una resolución de la ONU que dividió a Palestina en dos estados, un estado sionista y otro árabe. En aquel momento, los palestinos tenían el 92% de la tierra y el doble de la población de los sionistas, pero la división les arrebató el 54% de la tierra para dársela a Israel...»   (7).

Poco a poco, el nuevo Estado Judío, proclamado el 14 de mayo de 1948 como "Estado de Israel", se va convirtiendo, como no podía ser de otra manera, en el puntal y la base de apoyo de la penetración imperialista mundial en contra de la emergencia de los países y pueblos del  Mundo Arabe.  En efecto, Israel inicia la primera guerra árabe-israelí con el respaldo directo del imperialismo norteamericano y también del inglés, y continúa ensanchando sus territorios sobre aquellos que las propias NNUU habían   asignado a la futura nación palestina.

Las guerras entre árabes y judíos no son, entonces, enfrentamientos de pueblos o naciones separados por la historia, sino el enfrentamiento entre una parte del Tercer Mundo (el Mundo Arabe) y el imperialismo, representado por un rabioso y sanguinario perro de presa y gendarme que es precisamente el régimen racista de Israel. 

Durante la agresión del imperialismo mundial contra el Egipto de Gammal Abdel Nasser que había nacionalizado el Canal de Suez, en 1956, Israel detrás de Estados Unidos, Inglaterra y Francia, desata la segunda guerra árabe-israelí.

Sin  embargo, fueron las llamadas guerras de los "Seis días" (1967)  y la del Yom Kipur (1973), las que determinaron la expansión sionista hasta el Canal de Suez por el oeste, por el este incluyendo toda la península del Sinaí,  las alturas de Golán, territorio sirio por el norte, así como los territorios de la Cisjordania, la franja de Gaza y la parte Este de Jerusalén.

La revolución palestina se vio pues estrangulada frente a la agresividad del imperialismo sionista desbocado e inicia, como no podía ser de otra manera, la lucha armada como único camino para defender sus derechos y enfrentar el genocidio palestino por parte del sionismo racista. En 1964 se crea la OLP (Organización de Liberación de Palestina) y la resistencia adquiere la forma ar­mada revolucionaria, en medio de agudas discrepancias entre las tendencias de la OLP que, influidas por el revisionismo soviético, muy fuerte por en­tonces, intentan desvirtuar el carácter de la lucha revolucionaria palestina. Fuera y dentro de la OLP, surgen también otras organizaciones de la resistencia palestina como las siguientes:  Al Fatah, la estructura original de Yaser Arafat y que sirve de base a la OLP;  F.P.L.P. (Frente Popular de Liberación de Palestina, dirigido por George Habache; El Frente Democrático Popular de Liberación de Palestina (FDP), cuyo líder es Nayef Hawatmeh, movimiento marxista que desborda el nacionalismo palestino.

Con sus victorias militares el sionismo adquirió mayor arrogancia y comenzó a golpear a la población palestina con mayor fuerza aún. Las deportaciones injustificadas que pretendían limpiar el territorio de sus habitantes palesti­nos, los asentamientos de inmigrantes judíos llegados de todos los países y regiones del mundo como verdaderos mercenarios para usurpar el territorio palestino e incrustar en el corazón del mundo árabe un campamento militar agresivo y genocida, junto a la desnuda represión violenta y asesina, fueron lugares comunes de la vida de este torturado pueblo.

Los laboristas ("socialistas") del Estado Judío que habían estado gobernando ininterrumpidamente desde la fundación del Estado con Ben Gurión, Golda Meir y Yisak Rabin (conocido por su declaración de "quebrar los huesos de los prisioneros palestinos") y otros sionistas "moderados”, fueron posteriormente desplazados por las fracciones más derechistas de los partidos Likud y otros fundamentalistas judíos.  Naturalmente esta evolución de la po1ítica perjudicó más aún la causa palestina. Moshe Dayan, el tuerto y despiadado militarista judío precedió al asesino y genocida Ariel Sharon, finalmente Shimón Perez, que sería desplazado y derrotado por el extremista de derecha Benjamín Netanyahu.

El Estado de Israel, se crea, como decíamos,  por determinación de las Naciones Unidas el día 14 de mayo de 1948, naturalmente al influjo poderoso de la impresión que había producido el llamado holocausto de los judíos por parte del hitlerismo nazi-fascista. Incluso la Unión Soviética, entonces gobernada por el camarada José Stalin, aprobó, con la mayor buena fe y sin conocer profundamente el problema palestino, la creación del Estado de Israel. Se debe tomar en cuenta que antes de la guerra todos los movimientos revolucionarios marxistas de Europa tenían a los judíos -en su condición de oprimidos-, como parte de sus organizaciones y líderes. Sin embargo, poco a poco, incluso los "socialistas" judíos se fueron transformando en virulentos racistas y sionistas anti-árabes.

El sionismo internacional instituido sobre todo por el Consejo Mundial Judío quería vaciar Palestina y por ello mismo provocó, en muchas oportunidades enfrentamientos con la resistencia palestina que se había ido estructurando al calor mismo de la defensa de sus territorios. La reacción judía tomó caracteres realmente monstruosos y si los judíos del holocausto pueden mos­trar los nombres fatídicos de Belsen, Treblinka y  Majdanek, los palestinos pueden acusar la brutalidad judía a través de los nombres de aldeas arrasadas como Deir  Yassin (Abril de 1948), Sabra y Shatila, en las cuales la bestialidad sionista estuvo, por lo menos, a la altura, sino más, de las atrocidades hitlerianas.

«Uno de los casos más notorios de los actos de terrorismo de que hizo objeto a la población civil ocurrió, según fuentes palestinas y otras fuentes, en abril de 1948 en Deir Yassin, un poblado cercano a Jerusalem, situado en el territorio asignado al Estado Judío por la resolución de partición. Un exgobernador militar israelí de Jerusalen lo describe de la siguiente manera: "Sufrimos un revés de otro tipo el 9 de abril, cuando unidades de las bandas de Etzel y Stern organizaron conjuntamente, sin mediar provocación un ataque deliberado contra el poblado árabe en Deir Yassin, en el borde occidental de Jerusalem. No había ninguna razón que justificara el ataque. Se trataba de un poblado  tranquilo, que había negado la entrada a las unidades árabes del otro lado de la frontera y no había participado en ningún ataque contra zonas judías. Los grupos disidentes lo escogieron por motivos estrictamente políticos. Fue un acto deliberado de terrorismo.... Aunque se les conminó por altavoces a que abandonasen el poblado, las mujeres y los niños no tuvieron suficiente tiempo para hacerlo, por lo que muchos de ellos se contaron entre las 254 personas que, según el Alto Comité Arabe, resultaron muertas en el ataque.... El hecho fue un desastre desde cualquier punto de vista. Los disidentes se apoderaron del poblado durante dos días y luego lo abandonaron. Se ganaron el desprecio de la mayoría de los judíos de Jerusalem y el repudio público inequívoco de la Agencia Judía. Sin embargo, proporcionaron a los árabes un argumento de peso contra nosotros, pues empezaron a utilizar repetidamente las palabras "Deir Yassin" para justificar sus propias atrocidades y para convencer que se estaba produciendo en toda palestina....»   (8)

Deir Yassin es pues la muestra del verdadero carácter del Estado y la política judíos respecto a la población palestina: la aniquilación de la misma, es decir exactamente la misma política aplicada por el nazismo contra los judíos.

Como veíamos, del 5 al 11 de junio de 1967, se desata la famosa "guerra de los 6 días", cuando los ejércitos genocidas de Israel, apoyados por los Estados Unidos, Inglaterra y Francia, ocupan la franja de Gaza, el Sinaí egipcio, los altos del Golán sirios, la Cisjordania palestina y el sector árabe de Jerusalen. El racismo judío se enorgullece de sus hazañas en esa guerra desigual. Con estas conquistas se está llevando adelante la teoría del "Gran Israel" que quisieran fundar los imperialistas desde el Nilo hasta la Mesopotamia.

Inmediatamente después del cese de la guerra de los seis días, el Consejo de Seguridad de las NN UU, aprueba por unanimidad la resolución 237 que resumido, proclamaba:

1.       Retiro de las fuerzas armadas israelíes de los territorios que ocuparon durante el reciente conflicto.
2.       Garantizar la inviolabilidad territorial e independencia política de todos los estados de la zona, adoptando medidas que incluyan la creación de zonas desmilitarizadas.

Por otra parte, la resolución 242, que ordenaba a Israel se retirara a los límites anteriores a la guerra de 1967, estaba apoyando implícitamente la jurisdicción de Israel sobre el territorio ocupado por Israel en la guerra de 1948 rebasando las líneas establecidas por la resolución de partición.

En marzo 21 de 1968, se produce la famosa batalla de Karameh que constituye, a pesar de su relativa importancia estratégica, un orgullo para las armas palestinas que, por primera vez, derrotan a las fuerzas israelíes:

«El 21 de marzo de 1968 tiene lugar la batalla de Karameh. Una importante columna israelí, precedida de carros de combate y disponiendo de cobertura aérea, franquea el Jordán. Los guerrilleros palestinos, que podían haber rehusado el combate, reciben orden de resistir y, efectivamente, resisten doce horas. Las tropas israelíes sufren pérdidas importantes y abandonan varios carros sobre el terreno.... para la resistencia palestina es un símbolo importante...»  (9)

La llamada "guerra del Yon Kippur",  de octubre de 1973, constituye otro hito de la agresión ininterrumpida contra el pueblo palestino y otros pueblos árabes. Egipto ataca a Israel desde la margen occidental del Canal de Suez y logra algunas ventajas, pero inmediatamente se desata la furia de la máquina bélica occidental e israelí que impone una nueva paz en contra de los intereses de los pueblos árabes y en este caso de Palestina.

La Intifada. ("Guerra Sagrada" en árabe), se inicia oficialmente el 9 de diciembre de 1987 y es la experiencia revolucionaria máxima de la nación árabe. Significa la guerra sagrada del pueblo contra sus opresores y se expresa en la heroica y sacrificada lucha de los jóvenes, niños, ancianos y mujeres palestinos armados de piedras y palos enfrentando en desigual lucha al militarismo judío, "digno" sirviente del imperialismo occidental. La "guerra de las piedras", se inicia en 1988 y constituye, en realidad, la máxima manifestación del carácter, la amplitud y la profundidad de la resistencia de un pueblo pequeño, pero imbatible que lucha por su autodeterminación:

«El "levantamiento de piedras", la Intifada como se conoce en árabe, ha lanzado ante el mundo la cuestión de la liberación de Palestina. La historia del pueblo palestino ha sido repetidamente enterrada por aquellos que desearían desconocerla, tan literalmente como las tropas sionistas actualmente entierran vivos a los jóvenes rebeldes. En el mejor de los casos los palestinos se consideran víctimas, sin pasado ni futuro, infelices refugiados, errantes por el mundo, maltratados dondequiera que se detienen en momento a descansar...»  (10)

Las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad, han jugado, en lo que se refiere al problema palestino, un papel miserable. Ambos organismos han emitido y aprobado una serie incontable de resoluciones y determinaciones, exigiendo, ordenando y “suplicando” que Israel cese su actividad anti-palestina, que desocupe los territorios ilegalmente usurpados, que libere a los rehenes capturados ilegalmente, en fin que cumpla con los deberes elementales de un miembro de NN.UU. Israel, firmemente apoyado por el gobierno norteamericano y sus satélites de Gran Bretaña y Francia, ignoró y despreció esas determinaciones.

Concretamente las resoluciones son las siguientes: las tres resoluciones de la Asamblea General no. 181 de 29 de noviembre de 1947, la resolución 194 de 11 de diciembre de 1948 y la resolución 302 de 8 de diciembre de 1949.

El Consejo de Seguridad de las NN UU, ha aprobado  31 resoluciones totalmente incumplidas por Israel. Las resoluciones 236, 237, y 242 del Consejo de Seguridad de 1967, que ordenaba el retiro de las fuerzas armadas israelíes de los territorios ocupados (resolución completamente ignorada); las resoluciones 250, 251 y 252 de 1968, la resolución 267 de 1969, las resoluciones 338 y 340 de 1973, la resolución 446 de 1979, la resolución 468 de 1980, la resolución 592 de 1986, la resolución 605 de 1987, las resoluciones 607 y 608 de 1988, la resolución 636 de 1989, la resolución 672 de 1990, las resoluciones 673 y 681 de 1990, la resolución 694 de 1991, la resolución 799 de 1992, la resolución 904 de 1994, la resolución 1322 del año 2000, las resoluciones 1397, 1402, 1405 y 1435 de 2002, la resolución 1515 de 2003, la resolución 1544 de 2004, resolución 1850 de 2008 y finalmente la resolución 1860 de 2009.

Todas estas resoluciones siempre burladas ladina y maliciosamente por Israel, firmemente respaldado por los Estados Unidos y su infame veto al mundo y ante la actitud contemplativa y cómplice de las Naciones Unidas, nos muestran que el rigor de las Naciones Unidas con algunos países, es nulo cuando concierne al Estado terrorista de Israel.

El problema palestino continúa un proceso muy complejo, a través de una larga serie de "conversaciones" y "negociaciones" entre el Estado sionista y el mini-Estado palestino jefaturizado por Yasser Arafat, que ha conseguido que Israel desocupe algunos territorios limitados en la franja de Gaza y en la Cisjordania, sin embargo, los ocupantes están organizando un verdadero y gran "ghetto" palestino completamente dependiente en todos los sentidos de Israel, por ejemplo el control del agua que significa una verdadera clave de dominación indirecta de los judíos sobre la población civil palestina y así desactivar y desinflar el gran volcán que significa el problema palestino. Los pequeños logros de la "vía pacífica" se ven completamente desvirtuados por los constantes desconocimientos de los acuerdos de parte de los sectores fundamentalistas que tienen preponderancia en la política sionista.

El gobierno (2000) de Yehud Barak, que llegó el poder con la promesa de paz para Israel y territorio para Palestina, no puede llevar adelante su programa por el carácter mismo del Estado judío que no permitirá la existencia de un Estado independiente, soberano de los palestinos.

La lucha armada, ya sea tradicional con piedras y palos y la moderna guerra popular revolucionaria y prolongada tienen un futuro en la cuestión palestina y constituye la única solución verdadera.

El Movimiento Revolucionario  Internacionalista, ha hecho pública la siguiente Declaración en apoyo del pueblo palestino el 16 de octubre de 2000.

«El programa mínimo de cambio revolucionario en Palestina es la formación de un estado democrático secular para todos los palestinos. Los maoístas (comunistas revolucionarios) estamos a favor de establecer dicho estado en todo el territorio de Palestina: es la única solución realista y sigue siendo la meta de la lucha... A los maoístas a veces nos dicen que nuestras ideas son correctas "en teoría" pero que en la práctica hay que sacrificarlas en aras de las oportunidades del momento. Esta es una visión incorrecta de este mundo opresivo y de lo que hay que hacer para cambiarlo. En realidad, es el punto de vista que lleva a vender la justa lucha del pueblo palestino al Nuevo Orden Mundial imperialista. Cada día, de mil maneras, el enemigo demuestra que "el poder nace del fusil". Sin una guerra popular, es imposible liberar a las masas de Palestina y de los países vecinos de las garras de Israel y de los estados árabes reaccionarios apuntalados por el imperialismo estadounidense. La guerra popular es el único camino a la victoria y solo un partido marxista-leninista-maoísta puede dirigir a las masas por ese camino. Ahora más que nunca, el pueblo necesita su propia fuerza revolucionaria en el campo de batalla....

Por todo el mundo el pueblo ha respondido con indignación a los crímenes de Israel, y con admiración y esperanza a la lucha de los jóvenes palestinos. La causa palestina supuestamente estaba muerta: los imperialistas celebraban su victoria e Israel esperaba enterrarla en cualquier momento. Pero una vez más los palestinos han demostrado que las brasas de la liberación y la revolución siguen vivas y que volverán a llamear, tarde o temprano, a pesar de todo....»  (11)

El llamado problema palestino se ha reavivado con la declaración de guerra de Bush contra el Tercer Mundo. Una de sus facetas más agudas es precisamente Palestina. El Estado militar-fascista de Israel pretende, bajo las órdenes del Imperio, acabar con el pueblo palestino y en el 2002,  ha atacado del modo más infame al pueblo de Palestina ocasionando nuevos genocidios como el incalificable de Yenin que se suma de modo dramático a Deir Yassin, y Sabra y Shatila, empero ¡PALESTINA VIVIRA!

El nuevo siglo nos ha traído una profundización del llamado conflicto del Medio Oriente. Israel, ahora gobernado (2001-2) por el genocida y terrorista internacional sionista Ariel Sharon y su sucesor Ehud Olmert, ha desatado todas las fuerzas malignas contra la población civil palestina y ésta ha respondido con la profundización de la Intifada. No hay solución pacífica para el conflicto, únicamente la lucha armada revolucionaria del pueblo palestino, unida a la lucha de todo el mundo árabe y del tercer mundo contra el imperialismo, sostén del sionismo judío, puede acabar con ese engendro artificial, ese verdadero portaaviones mediterráneo y norteamericano que se llama eufemísticamente "Estado de Israel".

Finalmente, en septiembre de 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas, con una votación abrumadora, RECONOCE A PALESTINA COMO ESTADO MIEMBRO, SOBERANO E INDEPENDIENTE.

¡¡Palestina vivirá!!

II.                  EL ESTADO TERRORISTA DE ISRAEL

Ahora brevemente trataremos de definir el carácter del llamado "Estado de Israel" en cuando creación artificial del imperialismo sobre todo norteamericano que ha "convencido" al mundo de la existencia de una "nación sin territorio" que debía ocupar un “territorio sin nación".

Habíamos adelantado el criterio de que Israel no era una nación y que por tanto no podía ser consecuentemente un Estado Nacional. Al respecto recogeremos opiniones muy autorizadas para comprobar estas nuestras tesis centrales respecto al problema.

Este engendro de Estado nacional, cuando es una simple plataforma de lanzamiento de misiles atómicos de los Estados o una especie de gran portaaviones de bandera diferente como la de un Estado más de la Unión Americana; está fundado en una serie de mitos y mitologías creadas en torno a una gran mentira internacional.

Esos mitos fundacionales como los llama Roger Garaudy  (12) son el Mito de la Promesa (¿tierra prometida o tierra conquistada?), el Mito del Pueblo Elegido, el Mito Antifascista Sionista, el Mito de una "tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra" y finalmente el Mito de milagro israelí, y apoyada toda mitología por los poderosos Lobbys sionistas norteamericanos y europeos.

Finalmente tenemos la opinión muy autorizada de uno de los judíos más famosos del mundo de la ciencia, Albert Einstein que señaló muy claramente que “los dirigentes del Estado de Israel eran unos fascistas” (13), mientras en otra de sus célebres declaraciones expresó el criterio de que el judaísmo, como religión “era un sentimiento religioso que nunca podía constituir un Estado político” (14). Einstein, un verdadero humanista ha censurado siempre al sionismo genocida que ha hecho que finalmente todo el mundo confunda el judaísmo con el sionismo.

Igualmente tenemos la opinión de otro gran judío que rechaza al sionismo: Sigmund Freud que decía en una carta tomada de Internet en 1930.

«Pero, por otra parte, yo no creo que Palestina pueda jamás devenir un Estado judío ni que el mundo cristiano como el mundo islámico, puedan un día estar dispuestos a confiar sus lugares santos a que los guarden los judíos. (15)

NOTAS BIBLIOGRAFICAS

1.            NNUU. Informe.  "Orígenes y evolución del problema palestino". 1ª. Parte.  Pág. 6.
2.                        HERZL, Theodor. "El Estado Judío". Prólogo del Dr. Chaim Weizmann. Editado por Federación Sionista Argentina. Buenos Aires 1944.  Pág. 13.
3.                       Idem. Pág. 39.
4.                       Idem. Pág. 41.
5.                        NN.UU. Informe. "Orígenes y evolución del problema palestino". Citada. Parte primera. Pág. 8.
6.                       Herzl. Citada. Pág. 42
7.                       "El Obrero Revolucionario". No.  1080. 26 de noviembre de 2000. 
8.          NN. UU. Informe. "Orígenes y evolución del problema palestino". Segunda parte: 1947-1977. Nueva York 1979. Pág. 39.
9.           CHALIAND, Gerard. "La resistencia palestina". Editorial Acervo. Barcelona 1970. Pág. 75.
10.        "Un mundo que ganar". UMQG. No.  11. 1988. Pág. 10. "Israel: Perro de presa  del imperialismo en el Medio Oriente". V. K. Sin.
11.                     "Obrero Revolucionario".  No. 1080. 26 de noviembre de 2000.
12.                    GARAUDY, Roger.  "Los mitos fundacionales de la política israelí.
13.                    EINSTEIN, Albert.  Internet.
14.                    Idem.
15.         FREUD, Sigmund. Internet.

Jorge Echazú Alvarado
Capítulo “PALESTINA” del libro “La Revolución y el Socialismo en el siglo XX”
Fondo Editorial  LIBERACION

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